miércoles, 22 de agosto de 2012

Love is a laserquest

¿Aun te sientes más joven de lo que pensaste que serías ahora? ¿O ya has empezado a sentirte viejo? No te preocupes, estoy segura de que sigues rompiendo corazones con la eficiencia que solo la juventud lo puede hacer. ¿Y aun piensas que el amor es una búsqueda láser? ¿O te lo tomas todo mas en serio? He tratado de preguntarte esto en algunos sueños que tuve pero tu siempre estas ocupado, siendo irreal. ¿Te miras en el espejo para recordarte que estás ahí? ¿O de ello se encargan los besos de buenas noches de alguien? Bueno, no estoy siendo honesta, fingía que solo fuiste un amante más. 

Ahora no puedo pensar en el aire sin pensar en vos, dudo que eso te sorprenda. Y no puedo pensar en nada con que soñar, no puedo encontrar un lugar donde ocultarme y cuando estoy colgada de ello con las ojeras bajo mis ojos me convenzo a mi misma que necesito otro; por un minuto se hace más fácil fingir que sólo fuiste un amante más. 

Cuando este con una pipa y pantuflas en una mecedora cantando tonterías sobre el verano habré encontrado un método mejor para fingir que solo fuiste un amante más...


martes, 14 de agosto de 2012

Pasajeros

Por las noches, la veía tomar el asiento de enfrente. Mis ojos la observaban detenidamente, apreciando su singularidad. Ojos almendrados, cabello rizado y pecas; pequeñas pecas desparramadas por todas sus facciones. La rareza de su mirada, que parecía perderse fuera de la ventanilla, mantenía mi pulso aligerado y mi aliento incompleto. 
 Me cuestioné el porqué de mi persuasión por aquella joven, tal vez solo era una obsesión más, como la que tenía con el chocolate y las mentas. Disfrutaba su compañía, aunque era casi imaginada. Me sentía completado, y sólo podía dar un suspiro de alivio cuando ella se situaba frente de mí, dejándome casi atónito. Sus dos ojos; esos ojos, que daban tranquilidad, resguardo, y seguridad cuando uno los observaba con delicadeza, parecían posarse en mí de vez en cuando, iluminando casi todo el lugar. 
“Quizás deba hablarle” me decía a mi mismo; pero solo eran pobre ideas que no terminaban de realizarse en mi mente…
 Hasta que dejé llevarme por la marea, y comencé a tomar un lugar a su lado; pasábamos noches enteras conversando, y comiendo chocolate.

Puedo asegurar, que el sonido agudo de su risa, era la armonía más hermosa, que jamás escuché.