lunes, 19 de noviembre de 2012

Poder decir adiós; Es crecer


-Suerte –Dijo con esperanzas.
-Gracias, gracias por todo.
Caminé hacia el avión, respiré hondo. Una brisa fresca se sintió en todo el ambiente. Mi asiento era por suerte, del lado de la ventanilla. Solía desmayarme si esto no era así. Miré a través de ella toda la ciudad, llena de pequeñas lucesitas… Contemplé el cielo, realmente estaba bien. Ese escenario, aquel momento, el tiempo, describía como me sentía. Cerré los ojos y dejé que mi corazón hablara.
“Adiós -Susurré para mis adentros- Realmente te estoy dejando libre ahora; te deseo lo mejor, se feliz, se muy feliz.” Y sonreía, yo sonreía. Estaba diciéndole adiós, estaba renunciando a él. Estaba dejándolo libre; estaba aceptando todo.
Pero quería ser feliz yo, merecía serlo, inclusive sin él. Y en aquel momento comprendí todo. Yo era feliz y sonreía de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario